El comportamiento repetitivo, en forma de
obsesiones y compulsiones, característica del diagnostico del autismo, es un componente de la definición del trastorno
obsesivo compulsivo (TOC), un trastorno que es cada vez más reconocido en los
niños y adolescentes. El trastorno parece tener un patrón bimodal de aparición,
con el primer pico alrededor de la pubertad, y el segundo en la edad
adulta temprana. La edad de inicio ha sido examinada retrospectivamente, y
cerca de un tercio de los adultos informa que sus
síntomas comenzaron antes de los 15 años de edad. Los
comportamientos parecen cambiar en la presentación a través del tiempo. Un
estudio reciente encontró que los niños más pequeños con autismo (niños de 2-4
años) tienen conductas repetitivas principalmente motoras y sensoriales,
mientras que los niños mayores (7-11 años) presentan comportamientos más
elaborados.La opinión generalmente aceptada es que las obsesiones son pensamientos
intrusivos repetitivos que disparan ansiedad. Las personas a menudo
se sienten obligadas a realizar un ritual o una compulsión, que puede aliviar
temporalmente la ansiedad. Sin embargo, algunos niños tienen compulsiones en
ausencia de obsesiones claras y la mayoría informa más compulsiones que
obsesiones, y unos pocos reportan únicamente obsesiones. Varios autores
han sugerido que la conducta compulsiva puede inicialmente ocurrir por una
variedad de razones, por ejemplo, como resultado de un déficit neurológico, y
que las obsesiones pueden aparecer más tarde como un individuo intenta dar
sentido a su comportamiento repetitivo, que de otra manera no tendría sentido.
Las causas subyacentes de la conducta repetitiva no
están claras, aunque la modulación de excitación suele ser sugerida para TEA, y
la ansiedad para el TOC. Las deficiencias en el funcionamiento ejecutivo
también se han sugerido como un factor causal, con impedimentos demostrado en
ambos trastornos.
Fuente: tomado de http://desafiandoalautismo.org
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