No deseo que me curen de ser yo mismo”.
(Jim Sinclair)
Debido al empeño de los "expertos" en considerar
iguales el autismo de alto funcionamiento con el sindrome de Asperger,
considero importante en el marco de la celebracion internacional del Sindrome
de Asperger, seguir aclarando este asunto, en provecho de los niños, jovenes y
adultos , mal diagnosticados .
El
autismo no es lo mismo que el síndrome de Asperger. En el autismo, todas las alteraciones son muy evidentes en los tres
primeros años de vida, mientras que en los aspys no existe
evidencia de retraso cognitivo y, en su gran mayoría, tienen una capacidad
intelectual por encima de lo normal. En muchas ocasiones el diagnóstico se
realiza en la adolescencia o más tarde, aunque muchos padres empiezan a
detectar que su hijo tiene síndrome de Asperger cuando
tiene entre dos y siete años. Las principales características
son un desarrollo social anormal (tienen muy pocos amigos o ninguno), un uso del lenguaje extraño (inventan palabras, repiten frases o
aprenden a leer por sí mismos) y la presencia de rutinas y rituales (comer siempre en un mismo plato o
interesarse por un tema de forma desorbitada).
1. Lenguaje. Las personas con autismo presentan retraso en el lenguaje en cambio los aspys hacen gala de un vocabulario sorprendente porque llega a ser incluso
pedante o demasiado culto, que se nota más cuando hablan de algún tema que está
muy relacionado con el tema por el que estén interesados.
2. Movimientos. La torpeza de movimientos parece ser más característica del síndrome de Asperger, aunque no hay un consenso de los
expertos sobre este rasgo y, además, la variabilidad de las alteraciones entre
los afectados en muy alta.
3. Memoria. Los aspys son muy capaces para el
almacenamiento de muchos detalles, suelen presentar una buena memoria de repetición, pero su principal problema
es su falta de capacidad para integrar toda esa información.
El
número de afectados por autismo es de uno por cada 15.000 sujetos,
aunque cuando se habla de alteraciones menos graves, la frecuencia aumenta
a uno por cada 1.000 individuos y disminuye a uno de cada 100 cuando
se habla de las formas leves de autismo. En cuanto al síndrome
de Asperger, aunque hay menos investigaciones, parece que suele
darse en 1 de cada 300 individuos y que es, por lo menos, entre dos y tres
veces más común que el autismo infantil.
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